María Zambrano

 


1904 - 1991

Vélez (España) - Madrid (España)

María Zambrano estudió filosofía de la Universidad Central. Ahí pudo asistir a las lecciones de Ortega y Gasset y a las de Zubiri. Empezó una tesis doctoral, pero nunca la terminó, aunque llegó a ser profesora auxiliar de Metafísica. Participó en la vida intelectual y política de la II República Española, pero tras la victoria de Franco emprendió un larguísimo exilio.

Su filosofía abarca muchos temas que aún hoy son actuales: el sentido histórico del liberalismo, la relación de lo humano y lo divino, pero si por algo es conocida Zambrano, es por su propuesta de la razón poética, que agrupa todas estas preocupaciones y, a la vez, constituye un método. Con esta “razón poética” Zambrano quería significar el intento de unificar filosofía y poesía. Quería lograr un tipo de conocimiento que, superando la razón discursiva, accediese a lo que está más allá de nuestros conceptos. La razón poética pretendía ser una razón amplia, mediadora, que no se opusiese a la irracionalidad, sino que la superase comprendiendo las emociones. No era una razón pasiva, fría o contemplativa. Su deliberada ambigüedad buscaba ser la clave para la crítica del nihilismo y de la razón instrumental. Por su temática y estilo, Zambrano suele ser ubicada en la tendencia del pensamiento personalista o incluso en los desarrollos de la filosofía de la otredad o de la diferencia.

Pero sus ideas exceden tales categorizaciones: para pensar hoy, por ejemplo, la noción de razón o poesía resulta inexcusable posicionarse desde, con o contra María Zambrano. Y así lo supieron ver Aranguren, Alberti, Valente, Abellán y Camus, entre otros. Actualmente, la filosofía de Maillard puede interpretarse como un posicionamiento de ese tipo.

En reconocimiento a su labor intelectual, se le concedió el Premio Príncipe de Asturias en 1981 y en 1982, dos años antes de regresar definitivamente a España, fue nombrada doctora honoris causa por la Universidad de Málaga. En 1987 se creó la Fundación María Zambrano, dentro de la cual se constituyó el Centro de Estudios sobre el Exilio. Además, se convirtió en la primera mujer en recibir el Premio Cervantes, condecoración que motivó la película María querida (2004), de García Sánchez.