Hannah Arendt

 



1906 - 1975
Hannover (Alemania) - Nueva York (Estados Unidos)

El impacto del pensamiento de Arendt en la actualidad se manifiesta en la gran cantidad de publicaciones y eventos académicos que se le dedica a una autora capaz de convertir la confrontación con la barbarie en uno de sus principales retos vitales e intelectuales. Tras concluir sus estudios de Filosofía en Marburg, Freiburg y Heidelberg y huyendo de la persecución nazi, se refugia en Estados Unidos en 1940, donde se convierte en una observadora atenta y reflexiva del avance de los totalitarismos en Europa.

En 1951 publica Los orígenes del totalitarismo, una de las obras más influyentes de la filosofía política contemporánea. Mostraba de qué manera el nacionalsocialismo y el estalinismo habían representado una forma de dominación distinta a las dictaduras modernas y que consistía en la destrucción de la condición humana de las víctimas y su conversión en seres superfluos. Esta deshumanización total llevada a cabo tras la destrucción de la persona jurídica y de la moral, condujo a Arendt a considerarla una manifestación del “mal radical”. En 1961 publica sus impresiones sobre el juicio del dirigente nazi Adolf Eichmann en la polémica obra Eichmann en Jerusalén. Estudio sobre la banalidad del mal. Con la noción de “mal banal”, Arendt se refería a la discrepancia entre la brutalidad de las atrocidades cometidas en los campos de concentración y la aparente cotidianidad de quienes las llevaban a cabo. Junto a los torturadores existían individuos “normales”, carentes de pulsión destructiva, pero capaces de cometer actos atroces. La idea de la “banalidad del mal” apunta entonces a la normalización de la violencia y la crueldad, que se convierten en parte del paisaje cotidiano en las sociedades totalitarias cuando los individuos renuncian a pensar sobre las consecuencias de sus acciones y se repliegan a las reglas del sistema al que pertenecen.

Acercarnos a los conceptos de “mal radical” y “mal banal” significa hacerlo no sólo a unas claves que permiten comprender los acontecimientos deshumanizadores que tuvieron lugar el siglo pasado, sino también a unas herramientas teóricas interesantes para pensar perplejidades actuales. Y es que en sus textos Arendt advirtió muy pronto sobre tendencias a las que hoy nos enfrentamos, como el riesgo de reemplazar el pensamiento reflexivo por la emoción, el giro hacia formas autoritarias que desacreditan el conocimiento y fomentan la producción sistematizada de mentiras en el ámbito público, o la importancia de pensar la noción de “responsabilidad ciudadana”, analizando la relación entre nuestras acciones y sus consecuencias en la vida política.